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SABER QUÉ HACER...
Una vida humana probablemente experimente dos o tres temblores de gran magnitud, es por ello que, al no ser constantes, no generan una experiencia sustancial del qué son y cómo se sienten. Es por eso que hay que enseñar a las nuevas generaciones el gran peligro y consecuencias que se presentarán de no actuar con la prudencia de un protocolo.
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